martes, 11 de noviembre de 2014

LA VOZ DEL POETA: SE QUEDARON MUDAS LAS CUERDAS


Se quedaron mudas las cuerdas, dijo que solamente si la espátula de fuego le atravesaba, si podía conseguir que la sonrisa de un Abril desconocido floreciese en su alborada sería feliz. 
La suave caricia de la mañana, el inagotable deseo de nada de lo que había sentido antes, suave verano en la coronilla de su mente y tierna mirada de desafío y miedo.
Se quedaron mudas las cuerdas, se agotó el pensar, no llegó el río a sus venas, no cantó el amigo de la infancia en su recuerdo.

RINCÓN DEL POETA: AL ESTE DE SU MIRADA

Al Este de su mirada comprendió a la nube que se oculta. En el ocaso de sus ojos, el interés innominado; fue entonces que mereció que la vida le diera una bofetada de hielo y rosas.

Al bajar los párpados confusos y entrar en un mar de gestos y de amagos, rompió a llorar y empezó a fumar un cigarrillo cual opio del olvido; fue entonces que borró de su mente la desapercibida libido de Oriente.
Al borde de las horas, desde las luces del Sur, apagadas y las del Norte, en alerta, desembocó la sangre en anhelo y enlazó su sueño al vientre materno.
Al bajar la barrera y dejar que el puente uniera las tierras desnudas desafió la orilla, donde espera la luna postrada al encuentro de un beso.
Al borde de las horas se despidió del rumbo de los mundos y en su desfile personal, el cielo hipotecó su nombre.